lunes, 6 de septiembre de 2010

PUNTA DE CHOROS: ¿Fenómeno mediático o cambio de paradigma?


Tras los acontecimientos recientes frente a la cancelación del proyecto de la termoeléctrica de Suez Energy, a 20 km. de Punta de Choros, quisiera hacer una reflexión sobre los hechos que ocurrieron y sobre el actuar de las autoridades frente al tema.

En primer lugar, creo que es importante destacar que este no es un tema menor. No por el caso en concreto, sino por el tema al cual atañe; la matriz energética de nuestro país y su relación intrínseca con el medioambiente. Por demasiado tiempo, el tema ambiental ha sido secundario, sino terciario, dentro de la lista de prioridades de nuestro país. De hecho, ha sido un tema secundario en la gran mayoría del mundo por muchos años, sino hasta las llamadas de atención recientes en torno al tema del calentamiento global y de la necesidad de energías renovables y limpias para la mantención de nuestro planeta. Pero, apegándonos al caso de Chile, las energías renovables han sido un tema postergado por todos los gobiernos pasados, o al menos, no se ha enfrentado de manera efectiva y publicitada. Sin embargo, el caso de la termoeléctrica de Barrancones atrajo suficiente atención mediática y ciudadana para plantear el tema a nivel nacional (a pesar, digámoslo, de que los medios televisivos se demoraron su par de días en mostrar la noticia). Más allá de analizar si la cobertura fue efectiva o no, me quiero detener en el hecho de que se convirtió en tema importante para la ciudadanía.

Para algunos, es más importante tener poco respaldo, pero de personas comprometidas que tener mucho respaldo superficial y sin mayor compromiso. Normalmente, pienso así. Pero, en este caso, creo que debo pensar algo distinto, ya que me parece que el tema medioambiental es más importante que la sinceridad ideológica detrás de sus seguidores. En este caso, odio admitirlo, me importa más la cantidad por sobre la calidad. ¿Por qué? Principalmente por lo dicho anteriormente; el tema medioambiental tiene tan poca cabida en la agenda política, que se necesita contar con una inmensa masa de personas para llamar la atención de los políticos (recuerde, personas=votos) y así, plantear el tema a un nivel institucional. Por lo tanto, que se agolpen las masas a manifestarse, que se publiquen 8.000 veces los mismos videos en Facebook o en Twitter, no importa que lo hagan por moda, lo importante es que el tema se hable. Podemos dejar el pensamiento crítico y el planteamiento de ideas en este tema para los realmente interesados e involucrados. Además, esto último nos conviene bastante, ya que se requiere de bastantes conocimientos científicos y legislativos para poder hacer un real aporte al debate, así que es mejor tener una minoría experta que genere las ideas y una mayoría informada que los siga (aunque en la mayoría de los casos esto iría completamente contra mis instintos, pero bueno, hay que ser flexible).

En segundo lugar, tenemos la reacción de nuestro presidente. Nuevamente, tenemos el dilema de si hace este anuncio de "pedir que corran el proyecto" porque realmente es un tema importante para él o porque simplemente le trae grandes beneficios políticos el alinearse con los, tan torpemente tildados por una funcionarilla, "hippies de mierda". Y nuevamente, diré que no me interesa mayormente. Mientras el tema medioambiental tome pantalla y tome agenda política, vamos por buen camino. Recordemos también, que los gustos políticos son volátiles en la ciudadanía, pueden variar con un simple acto, así que no me preocupa demasiado. Sin embargo, las decisiones ambientales perduran, ya que afectan un bien que nos afecta a todos, por lo que toma preferencia por sobre cualquier resquemor que podría tener frente a los beneficios políticos que le pueden traer al Sr. Piñera sus dichos.

Finalmente, creo que es importante que nos refiramos al tema en sí, es decir, de la matriz energética de Chile y cómo debiésemos optar por energías renovables, limpias y perdurables en el tiempo. Me parece que este es un tema que no debiese generar mayores dudas; necesitamos energías renovables sí o sí. Creo que no debiera importar mayormente el costo, es más, creo que el problema acá no es tema de costos, sino que hay intereses empresariales que impiden hacer un cambio de dirección en el tema energético. Puede ser caro implementar una energía alternativa, pero a la larga nos saldrá más económico y más efectivo, no solo porque la energía en sí pueda ser más barata, sino porque nos ahorraremos todo el gasto que podría generar el tener que recuperar el ambiente contaminado. Esperemos que este evento sea un catalizador para discutir más el tema energético y medioambiental y que puedan surgir nuevas políticas públicas en pos de esto.

Ante esto, me planteo la pregunta del título: ¿fue todo esto un simple fenómeno mediático o está nuestra ciudadanía cambiando realmente su paradigma, poniendo el tema ambiental en un lugar más importante que antes? Porque es innegable, la participación ciudadana tuvo un rol vital en que la termoeléctrica de Barrancones no fuera realizada. Me gustaría pensar que no todo el apoyo recibido fue moda y que, efectivamente, la ciudadanía está cambiando su paradigma de prioridades. Sería una muy buena noticia para nuestra sociedad, para nuestro país y para nuestro planeta.

Pronto, si todo resulta bien, asistiré a un seminario sobre la reforma institucional del derecho medioambiental en nuestro país. Si logro ir, postearé mis comentarios sobre ella y lo que aprenda ahí, que se pueda relacionar a este tema. Sería bueno también poder ver cómo se reforma institucionalmente nuestra administración para enfrentar estos temas para el futuro. Pero hasta entonces, quedo atento a lo que pueda suceder con el tema de las termoeléctricas. Porque no nos olvidemos: Barrancones era 1 de VARIOS proyectos de termoeléctricas en el país... Así que el problema no se acaba aún.

domingo, 1 de agosto de 2010

RESPUESTA AL ARTÍCULO DE JORGE CORREA SUTIL EN LA TERCERA, 01/08/2010



A pesar de que encontré muy interesante el artículo del Sr. Correa y que le tengo un profundo respeto, me parece que el diagnóstico que hace del funcionamiento del Tribunal Constitucional es, si bien no incorrecto, conformista con el estado actual de la democracia y la institucionalidad de nuestro país.

Es cierto que el respeto por las decisiones mayoritarias que debiera tener el TC es un tema que siempre divide, dependiendo si la decisión que emitió el tribunal favorece o no al que está analizando la situación. Por lo mismo, tal vez sería necesario no hacer esta crítica en relación a un caso específico o a una situación determinada, como por ejemplo con el caso “píldora del día después” o con el caso de la ley de Isapres. Me parece necesario un análisis que sea independiente de la decisión en sí que genere el tribunal y que, más bien, observe si el marco teórico sobre el cual está cimentado el TC respeta o no el régimen democrático que buscamos hacer respetar.

Pero, por otro lado, creo que hay un tema más de fondo que también debiéramos considerar, el cual es la calidad de la democracia de nuestro país y cómo se relaciona el TC con esa democracia. El autor señala, según comprendo, que el TC actúa como una especie de “voz de la razón” para el Legislador, ya que del primero emana un decreto de inaplicabilidad de una cierta ley, lo que le da la orden al último de revisar dicha ley y corregir su contenido. Este procedimiento, tildado por el profesor Correa como “menos invasivo”, me parece no sólo poco efectivo, sino además poco participativo por parte del TC, ya que incurre en una especie de delegación de su labor de control constitucional, dejando la corrección en sí del contenido al legislador, sin siquiera dar alguna sugerencia o guía a cómo debiera hacerse esta corrección. Peor aún, deja la labor en manos de un legislador que, bajo las circunstancias de nuestra democracia actual, no cumple de manera efectiva su labor, no es representativa de la realidad del país en el que se encuentra, está invadida por pugnas políticas internas y no promueve ninguna especie de participación ciudadana, más allá del simple sufragio que deben hacer una vez cada tantos años. ¿Es realmente efectivo dejar una labor tan importante como ajustar el contenido de una ley para que concuerde con nuestra Carta Fundamental a un órgano público de estas características?

Me enorgullecería saber que nuestro país contara con un TC participativo, que no teme en dar su opinión sobre los temas que juzga, que promueve discusiones que el Legislador no quiere ni siquiera mencionar (ej: el aborto en Chile), que toma decisiones que nadie más se atrevería a tomar, que funcionara como un órgano jurisdiccional activo en la sociedad. Tal vez es mucho pedir por ahora, pero sería una buena meta a plantearse para el futuro.


El artículo del profesor Correa se puede encontrar en: http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2010/08/895-280739-9-tc-mayorias-y-dialogo-democratico.shtml