sábado, 15 de agosto de 2009

Una muerte súbita de mente

Para esta entrada, quise hacer algo distinto. Comparto con ustedes un cuento corto que escribí hace unos años, con estilo de corriente de consciencia, titulado "Una Muerte Súbita De Mente"

Una muerte súbita de mente. El máximo anhelo de desconexión. El nirvana urbano. Muerte cerebral sin el morir. Indoloro. Incoloro. Simple, rápido, fácil. ¡Y para toda la familia! Eso es lo que quise siempre. ¿Una familia? ¡No, imbécil! Una muerte rápida. Que terrible sería morir lento, con dolor. Yo quiero una familia grande, numerosa, con hijos y nietos y… ¡Yo solo quiero morir! ¿Para qué morir, si hay tanto que hacer? No lo sé, solo quiero saber como es morir. ¿No quieres saber como es vivir? Ya sé como es vivir, ya lo sé. ¿Cómo mierda vas a saber? ¡Si nadie lo sabe! No sé, yo simplemente lo sé. Ahh, ándate a la mierda con tu Sócrates a la inversa. Oye, no me uses la memoria del pobre Sócrates para una estupidez como esta. No ves que él murió por lo que creía. ¿Tú qué crees? No sé, no lo había pensado. Vamos, tiene que haber algo en lo que creas. Yo creo en mi mismo, ¿y tú? Yo… simplemente creo en creer. Bah! ¡Que cursi! Bueno, si no te gusta te puedes ir a la mierda. No sé donde queda eso. Ja, salió comediante este. No, en serio, ¿sabes como llegar a la mierda? En realidad no, nunca pensé que existía un lugar llamado mierda. Pues te cuento que nada existe, amigo mío. Nada existe, ni siquiera yo existo. ¿Entonces cómo estamos hablando? ¿No te das cuenta? ¡Esto no es real! ¡Somos la creación de la imaginación de algún idiota que escribe esto! ¿Pero cómo? Yo soy real, no sé tú, pero yo sí soy real. ¡Oh, vamos! ¿Cómo puedes ser tan ciego? ¡Tengo que ser real! Yo tengo sueños, tengo anhelos, tengo metas. ¡No puedo ser solo una fantasía! ¿No deseabas tanto la muerte? ¡Sí, pero para morir tengo que estar vivo primero! Bueno, te saltaste algunos pasos, pero llegaste a tu meta, ¿no? Ya no existes. ¡Pero nunca existí! Ahh, no seas niñita, déjate de alegar y ponte a cavar conmigo. ¿Cavar? Sí, cava estos recuerdos conmigo. ¡Pero no entiendes, no soy real! Sí, ¿y? Yo tampoco soy real. No, pero es que no lo voy a aceptar así como así. ¿Ah, y qué vas a hacer? ¿Vas a ir a alegarle a Dios acaso? ¿No había muerto Dios? Bueno, el tampoco existe así que en realidad da lo mismo si está vivo o muerto. ¿Viste? No puedo morir si no soy real. Bueno, entonces ¿cuál es el problema? ¡Que quiero estar vivo para poder morir! Bah, que estupideces dices. Mira imbécil, para ti serán estupideces, pero para mi son principios. Son conceptos. Para mi son pura mierda, si me preguntas. Bueno, ¡no te pregunto! Oh vamos, deja de ser tan sensible, me estás aburriendo. ¿Pero no entiendes? Si no soy real, entonces nada de lo que he vivido fue real tampoco. A ver, ¿qué tanto has vivido? No mucho, a decir verdad. Pero sí he vivido algo y eso no me lo quita nadie. No, nadie te lo quita, porque nunca lo tuviste. ¿Entonces qué mierda he estado haciendo todo este tiempo? No lo sé, puras estupideces. Total me dices que no crees en nada y que quieres morirte y que Dios está muerto y que Cogito Ergo Sum y que el Tao que puede ser nombrado no es el Tao eterno y puras pelotudeces sin sentido que nadie entiende excepto tú. No te entiendo, hablas raro. Yo tampoco sé lo que hablo, no me hagas caso. ¿O sea que sí soy real? No, eso se queda igual, diga lo que diga. Pero entonces, ¿qué se hace? ¿Qué más se va a hacer pues? ¡Cavar! ¿Cavar para olvidar? Sí pues, es lo único que nos queda. Cava tu propia tumba, amigo, que tanto quieres estar en ella.


…Entonces desperté…

No hay comentarios: